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domingo, 25 de noviembre de 2018

LA MACARRONADA Y EL ESTILO DE VIDA AMERICANO

Fotografía cortesía @kikebarboza

El 31 de julio de 1914, a los pies del cerro “La Estrella” en la hacienda “El Zumaque” en lo que actualmente es la ciudad de Mene Grande, Municipio Baralt del Estado Zulia, fue completada la perforación del primer pozo petrolero en Venezuela a 135 mts de profundidad. “Entre los equipos de perforación se utilizaron una cabria de madera construida en el sitio y un taladros de percusión; por ello se presentaron graves problemas para dominar la presión del yacimiento, lo que ocasionó el reventón del pozo…”. (WIKIPEDIA. Zumaque I https://es.wikipedia.org/wiki/Zumaque_I Acceso libre al día de la consulta el 20-11-2018).

Este pozo fue denominado como “Zumaque I” y con él se dio inicio formal a la explotación petrolera en Venezuela y al nacimiento de la industria petrolera.

Para 1950 habían un poco más de 2.200 trabajadores estadounidenses trabajando en la industria petrolera venezolana, las transnacionales creaban para ellos una especie de Guetos (Campos Residenciales de Acceso Restringido) con escuelas estilo estadounidenses, hospitales especiales, iglesias, plantas eléctricas, campos de golf con casa club, casas de abasto o “Comisariatos” (Mercados)  con productos importados (alimentos, ropas y bebidas básicamente) entre otras modernidades no existentes en las zonas rurales de la Venezuela de ese entonces; la finalidad era “…que la comunidad estadounidense pudiera llevar una vida similar a la que había dejado en su país…”. (Malavé, José. Una ilusión de modernidad. Los negocios de Estados Unidos en Venezuela durante la primera mitad del siglo veinte, Caracas, 2013, p. 53)

La Ley de Hidrocarburos dictada por Isaias Medina Angarita en 1943 en el marco de la “reforma petrolera” propuesta por su gobierno como parte de su plan de reinversión en el país, incluyó la obligatoriedad de permitir el acceso a la nómina de trabajadores petroleros venezolanos a las casas de abasto o “Comisariatos” creando para tal fin unas tarjetas de distribución donde se incluían los productos y las cantidades que los trabajadores petroleros podían comprar mensualmente en dichos establecimientos.

Dentro de los productos que podían ser adquiridos en los Comisariatos estaban al menos cinco (5) litros mensuales del denominado “Aceite de Comer” (de ajonjolí o de maní), dos (2) kilos de manteca, papa por sacos, jamón endiablado (Diablito Underwood), carne de almuerzo (Spam), mortadela, chuleta ahumada, salchichas, chorizo, chorifritos, arroz, pastas variadas (entre ellas el “Rigatoni” con el que se prepara la macarronada zuliana) y otros productos que se adecuaron rápidamente al paladar zuliano y dieron origen a un sinfín de recetas que hoy forman parte de nuestra gastronomía.

La Macarronada es uno de esos platos que nació de la necesidad del  ama de casa (principalmente de la zona de Lagunillas) de dar uso al “Rigatoni” que por ser grande y tubular no podía consumirse como el resto de las pastas y dentro de esa infinita inventiva y creatividad culinaria la mujer zuliana decidió crear una especie de “Lasaña” con la pasta Rigatoni precocida y extendida, creando capas con un guiso de verduras, jamón endiablado (Diablito Underwood), trozos de huevo y papa cocida, mortadela y queso rallado; es decir, la macarronada es elabroada con los productos que provenían del comisariato.

 De forma tal, que la macarronada surge de un proceso de transculturización gastronómica de los elementos que había dispuesto en la mesa zuliana la industria petrolera y poco a poco se convirtió en uno de los platos principales de la cocina zuliana.

Existen variaciones con pollo mechado, carne molida e incluso cerdo molido. Su relevancia es tal que algunas familias la sirven en festejos importantes (bodas, 15 años, entre otras); suele ser el plato principal en muchas mesas navideñas zulianas variando la receta al agregarle aceitunas, alcaparras y pasitas durante las festividades.

Para poder entender el proceso de creación de la macarronada dentro de la cocina zuliana, es necesario precisar el alcance de lo que fue llamado el estilo de vida "americano", como denominación de un modo de vida y de la influencia ejercida por la comunidad estadounidense en Venezuela, fenómeno que arrancó en nuestro país en los años cincuenta, pero que afectó de manera diferente al ama de casa zuliana y al ama de casa caraqueña. (Cfr. Ibidem. p. 63)

El ama de casa zuliana transformó los elementos del Comisariato que tenía a su alcance y creó la macarronada y otros platos; tal vez por tener una visión más rural y menos cosmopolita del consumo; en cambio, la dinámica del comercio local caraqueño fue alterada por las modernas cadenas estadounidenses como Sears y los supermercados Cada; no tanto porque ofrecieran menores precios, sino por el atractivo que ejercía su variedad de productos importados. Estos negocios estaban dirigidos inicialmente a la creciente comunidad estadounidense que tenía las preferencias y los ingresos para adquirirlos, pero las amas de casa caraqueñas de clase media y alta de Caracas luego de 1950 comenzaron a visitar estos modernos supermercados y en lugar de enviar a sus sirvientes a hacer las compras en los mercados públicos, ellas mismas descubrieron una gama de productos que fueron cambiando sus preferencias de consumo: Cóctel de frutas Libby, queso para untar Kraft, consomé de pollo Swanson, guisantes Kounty Kist, mezcla para pasteles Pillsbury, crema Reddi-Whip, papas congeladas, lechuga "americana", céleri, manzanas, peras, uvas; ni hablar de los pavos, la salsa de arándanos Ocean Spray, hongos Broiled'n Butter, picadillo Bordon y relleno para el pastel de calabaza Libby, indispensables en la celebración del Día de Acción de Gracias. (Cfr. Ibidem. p. 62)

Por su parte, el ama de casa zuliana que adquiría productos del comisariato usualmente vivía en zonas rurales o en pequeños poblados de la región de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo. Si bien en Maracaibo también habían tiendas Sears y supermercados Cada no era el ama de casa marabina quien aprovechaba principalmente los productos del Comisariato, a pesar de la gran cantidad de marabinos que trabajaba en la industria petrolera, pues la mayor parte del personal de la industria petrolera (principalmente obrero) vivía en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo.

En mi opinión, el ama de casa zuliana tuvo el ingenio de reinventarse en su cocina aprovechando al máximo y eficientemente los productos del comisariato al utilizar el rigatoni como láminas de lasaña, el diablito underwood como proteína y el relleno con el resto de los productos de la cartilla de compra (papas, huevos, leche, mortadela, queso semiduro y de año) lo que estaba haciendo era maximizar el uso de los recursos, creando recetas. Así por ejemplo, el ama de casa zuliana no podía darse el lujo de utilizar varios plátanos, varios huevos, queso, aceite de comer, entre otros ingredientes para crear o elaborar una Torta de Plátano, era costosa, inviable económicamente, pero no lo era si todos estos productos provenían del comisariato. La estructura matrialcal venezolana que albergaba en su mesa a sus hijos, nietos, cuñados, tíos, yernos y cuanto familiar dependía de su ayuda, no podía darse el lujo de desaprovechar ningún producto a su alcance.

El impacto de la industria petrolera y el Comisariato en la cocina zuliana definitivamente transformó la gastronomía moderna en el Zulia, dando paso a un nuevo esquema de consumo, enriqueciendo la cultura gastronómica, creando y transformando nuevos platos como la Macarronada.



martes, 31 de julio de 2018

LA CULTURA DE LO FRITO


El nacimiento de la industria petrolera en Venezuela ha estado llena de particularidades que han transformado profundamente al estado Zulia y al resto del país, desde Juan Vicente Gómez los distintos gobiernos legislaron sobre la materia. Así en 1943 Isaias Medina Angarita dictó una la Ley de Hidrocarburos en el marco de la “Reforma Petrolera” propuesta por su gobierno que dentro de su plan de reinversión en el país obligaba a las empresas petroleras a repartir parte de sus ganancias en obras y beneficios laborales a los trabajadores petroleros venezolanos.
Para poder entender mejor el tema propuesto, es necesario indicar que para el año 1950 vivían en Venezuela un poco más de 2.200 estadounidenses que trabajaban en la industria petrolera nacional; las transnacionales creaban para ellos una especie de Guetos (Campos Residenciales de Acceso Restringido) con escuelas estilo estadounidenses, hospitales especiales, iglesias, plantas eléctricas, campos de golf con casa club, e incluso Casas de Abasto o Comisariatos (Mercados) con productos importados (Alimentos, ropas y bebidas básicamente) entre otras modernidades no existentes en las zonas rurales de la Venezuela de ese entonces; la finalidad era “…que la comunidad estadounidense pudiera llevar una vida similar a la que había dejado en su país…”. (Malavé, José. Una ilusión de modernidad. Los negocios de Estados Unidos en Venezuela durante la primera mitad del siglo veinte, Caracas, 2013, p. 53)
Retomando el punto de la legislación nacional, es así el gobierno de Isaías Medina Angarita obligó a las empresas extranjeras a permitir la participación en las Casas de Abasto o Comisariatos a la nómina petrolera de trabajadores venezolanos, para ello se crearon una tarjetas de distribución donde se incluían los productos y las cantidades que los trabajadores petroleros podían comprar en los Comisariatos mensualmente.

Dentro de los productos que se podían adquirir en los Comisariatos estaban al menos cinco (5) litros mensuales del denominado “Aceite de Comer” (de ajonjolí o de maní), dos (2) kilos de manteca, papa por sacos, jamón endiablado (Diablito Underwood), carne de almuerzo (Spam), mortadela, chuleta ahumada, salchichas, chorizo, chorifritos, arroz, pastas variadas (entre ellas el Rigatoni con el que se prepara la macarronada zuliana) y otros productos que se adecuaron rápidamente al paladar zuliano y dieron origen a un sinfín de recetas de nuestra gastronomía.

Así por ejemplo, la Macarronada nace de la necesidad del  ama de casa (principalmente de la zona de Lagunillas Y Mene Grande) de dar uso al Rigatoni que por ser tubular no podía consumirse como el resto de las pastas y dentro de esa infinita inventiva y creatividad culinaria del ama de casa zuliana decidió crear una especie de “Lasaña Zuliana” pero con la pasta Rigatoni precocida y extendida, creando capas con un guiso de verduras y jamón endiablado (Diablito Underwood), trozos de huevo y papa cocida, pedazos de mortadela y queso rallado; es decir, la macarronada se crea con los productos que provenían del comisariato. Puedes revisar mi receta de la Macarronada en http://cocinazuliana.blogspot.com/2011/06/macarronada-zuliana.html
En cuanto a las preferencias gastronómicas de los extranjeros, los zulianos pronto observaron que los “Gringos” no eran amantes de la comida local y tenían peculiares preferencias gastronómicas; así en vez de parrillas con carne al mejor estilo llanero, ellos preferían asar al carbón carnes de hamburguesa y salchichas, pero principalmente les encantaban las “Papas Fritas” y los “Refrescos”. Los “Gringos” podían desayunar con una Coca Cola.
La transculturización gastronómica con los estadounidenses hizo que se comenzaran a freír los alimentos cada vez con más frecuencia en los hogares zulianos, debido a los excedentes de “Aceite de Comer” en las mesas de los trabajadores petroleros y de su familia. Es necesario aclarar que antes de la apertura del Comisariato a los trabajadores petroleros el zuliano no freía sus alimentos, pues nuestra cultura gastronómica no incluía productos fritos, exceptos en algunos casos particulares donde ciertos platos -como los buñuelos de yuca- se freían en manteca vegetal o de cochino.
Es así que a partir de 1943 la cocina zuliana comienza su “Fritanga” y adopta la costumbre de freír sus alimentos a toda hora, en los desayunos, almuerzos, meriendas y cenas. El zuliano no dio vuelta atrás con la fritura, modificando sus hábitos alimenticios y consumiendo los alimentos en versiones fritas.
Cuando en 1961 llega a la despensa venezolana la harina de maíz precocida, en el Zulia no había, ni proliferaron NUNCA (hasta la actualidad) las areperas tradicionales que existen en el resto del país. Ya la arepa había sufrido una importante transformación para nosotros desde hacía más de una década; todas sus versiones eran de maíz pilado y fritas, casi nunca asadas. La Tumbarrancho, la Cabimera, la Tostada con Pernil, la Agüita e´ Sapo, y el resto de las variaciones de las arepas en el Zulia son fritas, excepto las arepas de la región del Sur del Lago de Maracaibo que son asadas y rellenas con carne a la brasa; la arepa de la Costa Nororiental del Lago de Maracaibo que es una arepa de maíz pelado con cal y asada originaria del Estado Falcón, tal vez por ser esta la zona limítrofe con ese estado; la arepa de coco de la Cañada de Urdaneta que es de origen criollo y africano.

Igualmente, de Colombia tomamos el tostón de la costa y lo transformamos en nuestro “Patacón” (frito por supuesto); en fin, casi todo es frito, los tequeños, empanadas, mandocas, yoyos y un sinnúmero de alimentos en el Zulia son de gran aceptación y venta (probablemente los productos fritos sean los más consumidos en el desayuno), de forma tal que esta costumbre culinaria de freír los alimentos se convirtió en una de las características más resaltantes de la gastronomía zuliana de las últimas décadas.




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